El murciano ya es el número 6 del mundo a dos semanas de Roland Garros
Desde que lo introdujo en su academia siendo alevín, Juan Carlos Ferrero no ha parado de insistir a Carlos Alcaraz en la importancia de ir paso a paso, de ser meticuloso y completar todas las etapas sin saltarse ni una. Y no es que su pupilo no obedezca, que lo hace, pero a una velocidad muy distinta a la que nadie podía imaginar. Es el ejemplo perfecto de la juventud actual, que lo quiere todo y lo quiere ya.
Precoz desde siempre y adelantado a su tiempo porque las maneras le delataban, consiguió su primer punto ATP con solo catorce años. Fue en un ‘future’ de Murcia, al clasificarse para el cuadro final desde la fase previa y derrotar al italiano Federico Gaio en la primera ronda. Un año después, de nuevo en Murcia, sumó los puntos necesarios para aparecer por primera vez en el ranking: puesto 597.
Siguió así, sin detenerse, bregándose en cada torneo, aprendiendo de cada error y madurando. Con 16 años decidió -decidieron- dar el siguiente paso. En febrero de 2020 debutó en el circuito profesional en Río de Janeiro, en un ATP 500 sobre arcilla. El sorteo lo emparejó en primera ronda con Albert Ramos, por entonces número 41 del mundo, y el duelo resultó ser una magnífica enseñanza. Alcaraz acaba ganando en tres sets (7-6, 4-6 y 7-6) después de tres horas y 37 minutos de partido. Meses después acudió a la fase previa de Roland Garros. Se marchó a casa a la primera tras caer con el australiano Aleksander Vukic. Para entonces ya estaba entre los 200 mejores jugadores del mundo.
Para llegar al cuadro de su primer Grand Slam tuvo que esperar al Abierto de Australia de 2021. Superó tres rondas en la fase previa antes de lograr también su primer triunfo en un grande ante el neerlandés Botic Van de Zandschulp.
El punto de inflexión para él llegó en el mismo escenario que ayer. Cumplió los 18 años con su primer cara a cara con Rafa Nadal en Madrid, y el 6-1, 6-2 en contra le marcó. No por la derrota, más que entendible y asumible, sino porque en su interior saltó un resorte. Entendió la diferencia entre los buenos jugadores y los jugadores top y se puso manos a la obra. Cambió rutinas para una transformación física masiva, con más horas de ejercicio destinadas a mejorar la resistencia y la potencia. Y añadió más pescado y proteínas a su dieta. Los resultados llegaron de inmediato. Después de Madrid ganó su primer Challenger en Oeiras, y en julio se apuntó su primer torneo ATP en Umag. Acabó el año haciendo cuartos de final en el US Open e imponiéndose a los mejores de su generación en las Next Gen ATP Finals.
Terminó el año como el 32 del mundo, pero ni siquiera entonces nadie se hubiese atrevido a pronosticar un desarrollo tan apabullante como el que ha tenido en 2022.
En Río, donde se estrenó como profesional, conquistó también su primer ATP 500. Y de ahí, a las semifinales de Indian Wells, frenado de nuevo por Nadal en un partido muy diferente. La hora escasa del primer duelo entre ambos se convirtió en más de tres horas de duros raquetazos en donde Nadal acabó con una fisura en las costillas.
Desde entonces ha vivido desatado. Solo el bache en Montecarlo, expulsado en primera ronda, ha puesto una mácula a su campaña. Sumó su primer Masters 1.000 en Miami y encadena ahora dos torneos consecutivos en su país. Recién estrenado como top ten, subirá hasta el número 6 del ranking tras ganar en la Caja Mágica.
Alcaraz debe guardar cuerda para lo que viene, que promete emociones aún más fuertes. Lo más inmediato era Roma, pero ayer mismo confirmó que no viajará a la capital italiana y descansará para afrontar con mayores garantías su siguiente reto, un Roland Garros asoma imponente a dos semanas vista. El año pasado se le atragantó en dieciseisavos después de superar la previa. Pero ya se sabe que era otro Carlos, aún sin eclosionar. Ahora encara un Grand Slam por primera vez como favorito, subido a esta ola de genialidad que tiene asombrado al mundo. Batallas a cinco sets y un escenario descomunal, único. Será el momento de comprobar hasta dónde llegan su capacidad de resistencia y la fortaleza de su mente.
Fuente: ABC