La oposición le pide en pleno durante el debate sobre el estado de la ciudad que resuelva su relevo porque su nuevo cargo es «incompatible»
La doble condición de alcalde de Sevilla y aspirante a presidente de la Junta de Andalucía de Juan Espadas le ha dado argumentos a una oposición desmembrada y sin fuerza alguna para atizarle de izquierda a derecha. Ayer, el Pleno municipal en el que se debatía el estado de la ciudad se convirtió en un plebiscito sobre su papel como primer edil hispalense. Todas las fuerzas políticas de la oposición, desde Podemos a Vox pasando por Cs y el PP le pidieron al alcalde que consumara ya su marcha y resolviera el relevo. Los grupos municipales le achacaron, por unanimidad, sus continuos viajes por Andalucía y el descuido al que, dicen, tiene sometida a la ciudad, a la que está sirviendo como alcalde «a medio gas».
El debate fue subido de tono, con incluso descalificaciones, y se confirmó un nuevo viraje hacia la izquierda de un alcalde que ha jugado como equilibrista en estos seis años, pactando con Podemos y luego con Ciudadanos. «Señora Serrano, de usted espero mucho más que de esta parte de la bancada para entendernos», le dijo Espadas a la portavoz de Adelante Sevilla, en presencia de su actual socio, Álvaro Pimentel (Cs), con el que ha firmado un acuerdo para darle estabilidad a su gobierno y sacar adelante los presupuestos.
Ahora, Espadas sigue el criterio de Sánchez, que ha sido su principal valedor para vencer en las primarias del PSOE andaluz a Susana Díaz. Y ese fue el sparring donde todos atacaron. En el PP, en ausencia de un portavoz por la crisis interna no resuelta, intervino primero el concejal Rafael Belmonte, que tiró de metáforas y titulares de prensa. «Tengo poco que perder, seré reivindicativo», dijo Espadas en una entrevista en ABC y que le recordó ayer el popular. «Usted es como Platanito» y «sólo le falta decir que por Pedro Sánchez se tira usted por un barranco», dijo Belmonte.
Pimentel, por su parte, le recordó otra frase que el propio alcalde pronunció cuando estaba en la oposición dirigiéndose a Juan Ignacio Zoido: «Hoy le aviso de la contradicción permanente que supone su doble condición de alcalde y jefe de la oposición en Andalucía y sus intentos por compatibilizar el discurso de la colaboración institucional con su estrategia de confrontación contra la Junta de Andalucía». El líder de la formación naranja le reconoció el derecho a buscar otros horizontes políticos pero «no a costa de Sevilla». «La dualidad de cargos está afectando a la estabilidad del Ayuntamiento justo ahora, cuando hay que pisar la sexta marcha. Le pido que acelere al máximo su relevo en la Alcaldía», señaló.
En este sentido, la líder de Adelante habló de «declive evidente de la gestión» en los últimos tiempos y le afeó que, para tapar esa situación de un alcalde «a medio gas», utilicen «el marketing político saliendo constantemente en las fotos inaugurando señales de stop». «¿Realmente cree usted que Sevilla puede permitirse esto ahora, cuando hay que reconstruir la ciudad?».
La portavoz de Vox, Cristina Peláez, fue más allá y adoptó un tono mucho más duro contra Espadas. «Hemos visto su mutación: ha pasado de ser un alcalde inoperante a uno ausente». Luego le dijo: «Además de tener un alcalde ausente, también tenemos un alcalde sordo», en relación a la respuesta que dio Espadas posteriormente visiblemente enfadado.
«Sigo siendo imprescindible»
Al socialista le achacaron numerosos problemas a los que se enfrenta la ciudad: la suciedad, la inseguridad… y los toldos, pero se mostró «asombrado» por que, en medio de una pandemia y de la recuperación económica, «el único argumento común que han tenido ustedes es la adjudicación de los toldos. Es bueno que los sevillanos sepan que la única preocupación en este pleno son los toldos y la jornada del alcalde». A este respecto, comparó el trabajo que desempeña como primer edil -«como poco 12 horas al día»- con las horas que aportan los miembros de la oposición a su trabajo. «El concepto del teletrabajo algunos no lo conocieron. Vivían en él: muy de tele y poco de trabajo. Algunos de los que han intervenido no le dedican ni la mitad de tiempo», aseguró Espadas. Ante las dudas sobre su compromiso con la ciudad, aseguró que «si fuese un obstáculo para el gobierno, ya me habría marchado y, si no lo hago, es porque considero que como alcalde sigo siendo imprescindible».
Pero no pararon ahí los golpes por ese costado de su filiación con Sánchez y su nuevo cargo como líder de los socialistas andaluces. Le tocaba el turno a Juan de la Rosa, el portavoz fallido que intentó colocar el PP provincial tras la marcha forzada de Beltrán Pérez pero que rechazó el autonómico, y que ayer compartió el cartel con Belmonte. «Está viviendo usted el peor debate que nunca hubiera imaginado. Está deseando irse porque va en contra de sus intereses personales y partidistas. Es un sumiso de Pedro Sánchez y, habiendo defendido el municipalismo, consintió que nuestros ahorros se transfirieran al Estado; defendió los túneles hasta que Madrid dijo que mejor el puente; luego la Ley Celáa, los indultos o la reciente Ley del Patrimonio. A medida que usted ha ido subiendo personalmente, hemos ido empeorando los sevillanos», aseguró.
La suciedad, los toldos, el copieteo al PP y los «palmeros y agradadores»
Más allá de las críticas al alcalde por su trabajo «a media jornada», la oposición coincidió en asuntos como la suciedad, la inseguridad o la pobreza en los barrios. Otro dardo fue el fracaso de la instalación de los toldos en el Centro, cuestión a la que Espadas restó importancia y echó balones fuera: «Ha sido por el incumplimiento contractual de la empresa y no por responsabilidad del Ayuntamiento». El alcalde se definió como una «persona de izquierdas pero no Superman ni usted -en referencia a Susana Serrano- es Superwoman», y reconoció que los sevillanos con los que se reúne le dicen que habrá continuidad de un gobierno socialista «porque no hay ninguna alternativa en la oposición». Cristina Peláez le contestó: «Las personas que se reúnen con usted son una panda de palmeros y agradadores. ¿Qué le van a decir?». La respuesta indignó a Espadas y a la portavoz del grupo socialista, Adela Castaño, que le recordó que «está llamando palmeros a vecinos, empresarios y hasta al arzobispo». Todo ello, en un pleno en el que todas las propuestas de los grupos ya habían sido debatidas previamente y presentadas por el PP en un bucle interminable.
Fuente: ABC