Hoy entra en vigor la nueva factura eléctrica que obligará, a quien pueda, a adoptar unos horarios intempestivos para paliar la imparable subida de la luz. Ni los comerciantes ni los hosteleros ni las familias numerosas pueden hacerlo
Entre la preocupación y la desesperación. Así miran familias como la de María Menéndez, madre de nueve niños, la llegada de la nueva factura eléctrica por tramos horarios que se impondrá desde hoy mismo. El recibo de mayo ya será un 43,8% más caro que el del mismo mes del año pasado, por la incesante subida de precios en el mercado mayorista, debido al incremento del coste de derechos de emisión de CO2 y el encarecimiento en el precio del gas. Ahora se suma una nueva estructura de precios que obligará a los hogares a cambiar sus hábitos y realizar las tareas que más energía consumen durante la madrugada o los fines de semana si no quieren ver su factura eléctrica crecer aún más. «Nos obligan a vivir de noche. Normalmente, por las mañanas se teletrabaja, los niños tienen clases online y las amas de casa aprovechan para lavar, planchar y cocinar. Si las familias cuentan con una asistenta, suelen venir también a esas horas. Al final, queda el fin de semana, pero es cuando podemos aprovechar para hacer vida en familia», lamenta esta ama de casa.
La llegada de la nueva factura de la luz es un cambio impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para recalcular los peajes y cargos, que equivalen a casi el 50% del recibo. Fija tres tramos horarios de consumo: punta, llano y valle. El periodo punta, con los precios más elevados, comprende entre las 10.00 y las 14.00 horas y las 18.00 y 22.00 horas; el tramo llano, con un coste intermedio, se sitúa entre las 08.00 y las 10.00 horas, las 14.00 y las 18.00 horas y entre las 22.00 y 00.00 horas; y la tarifa valle, la más económica, se aplica de medianoche a las ocho de la mañana y los fines de semana y festivos. Para paliar la subida, habrá también dos tramos para fijar el precio de la potencia: de lunes a viernes de 0.00 a 7.00 horas, se establece un precio valle, mientras que de 08.00 a 00.00 horas se considerará hora punta. Si el consumidor no modifica la potencia -se podrá cambiar dos veces gratis hasta el 31 de mayo del 2022- se quedará por defecto la actual como potencia punta. En el caso de los fines de semana y festivos, el término potencia será valle todo el día.
Todos estos cambios se notarán de forma inmediata en el bolsillo de las 10.700.000 familias (9,5 millones sin discriminación horaria, hasta ahora) que están en el mercado de la tarifa regulada, según datos de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), aunque las eléctricas que trabajan en el mercado libre y dan servicio a 16.625.000 de hogares también acabarán adaptando sus tarifas a esta nueva realidad. De hecho, la OCU denuncia que la mayoría de las comercializadoras están aplicando a sus tarifas de junio subidas muy superiores a las esperadas, hasta del 27%.
«Los más afectados serán aquellos que hagan un consumo intensivo de electricidad en las horas punta y no puedan trasladarlo a las horas valle. Un ejemplo pueden ser los teletrabajadores ahora en verano que necesiten aire acondicionado. Otro ejemplo son las familias con niños pequeños, que tienen que poner un lavadora o secadora casi todos los días», explica a ABC Enrique García López, portavoz de la OCU. «Una casa en la que haya uno o dos niños no pone una lavadora a diario. Pero en mi casa, siendo once, ponemos cerca de tres lavadoras al día. Aunque cambie mis hábitos, ocupo los tres tramos horarios. Y el bono social que tenemos supone un ahorro del 25% respecto a esas tarifas fijadas. Hasta ahora, eran entre trece y quince euros al mes. Nos va a penalizar, como el complemento por maternidad o la declaración conjunta», lamenta María Menéndez, también presidenta de la Asociación de Familias Numerosas de Madrid.
Desde Facua, tienen claro que este modelo «va a perjudicar al que menos tiene». «Esta fórmula obliga a desplazar el consumo de electricidad a las horas valle para ahorrar, y una familia trabajadora puede sentirse culpable si se infla su tarifa de la luz por no haber hecho las tareas domésticas de madrugada. Eso es insultante y grave a nivel político, con independencia de que se podía haber incluido más horas valle coincidiendo con el tiempo con el que estamos despiertos», señala Rubén Sánchez, portavoz de la organización. Además, indica, muchos hogares ya estaban habituados a la anterior discriminación horaria, «y se proyecta la idea de que todos esos hábitos de consumo racional ya no sirven para nada».
La «minoría» beneficiada
Por contra, habrá un tipo de consumidor -«minoritario y de alto nivel adquisitivo», recuerdan desde Facua- que saldrá beneficiado: el usuario de vehículos eléctricos recargables. «Para ellos es una oportunidad, porque contarán con una bajada de 204 euros anuales que abarata todavía más el coste por kilómetro de sus coches», indica García López.
Si no hay un cambio de hábitos, el consumidor del mercado regulado sin discriminación verá reducida su factura en apenas dos euros al mes, en total 21,6 euros al año, según estimaciones de la OCU. La CNMC calcula que la factura de estos clientes se abaratará como mínimo en torno a un 3,4%. Sin embargo, aquellos que ya tenían la discriminación horaria verán aumentada su factura en 35 euros anuales, indica OCU; dos euros al mes según el regulador.
Más allá del baile de cifras, José Luis Sancha, experto en mercado eléctrico de Comillas ICAI, recomienda a los consumidores «que no se vuelvan locos». «Esta reforma estaba pendiente desde hace años. Ha coincidido con un momento malo, pero ninguno es bueno para realizar este cambio de hábitos, que no se hace de la noche a la mañana. De todas formas, la factura a partir de ahora será más útil e informativa y esto ayudará a las familias, por ejemplo, a afinar con sus potencias», apunta este especialista. Según sus propios cálculos, el precio del tramo llano será muy similar al precio medio de la factura anterior, y a partir de ahí tocará hacer ingeniería casera para rascar algún tipo de ahorro: «El precio en hora punta rondará los diez céntimos el kilowatio/hora, veinte en hora punta y cinco en valle».
En las comunidades de vecinos, donde la luz se lleva un buen pico del presupuesto común, la influencia de este cambio de tarifas no será determinante, por lo administradores y presidentes tendrán que comparar muchos precios para lograr cierto ahorro, «incluso cambiar de mercado», dice Pablo García, asesor de Industria del Colegio de Administradores de Fincas de Madrid. El uso de elementos como el ascensor, por ejemplo, no se puede programar ni someter a horarios. Lo que sí se puede hacer es bajar los téminos de potencia e instalar maxímetros, previo estudio energético, para evitar que no se queden sin servicio.
El comercio, más afectado
El mayor problema, vaticina Sancha, estará fuera de los hogares, sobre todo en aquellas empresas que tienen horario comercial y cierran los fines de semana. La principal novedad en su factura, indica la CNMC en su web, es que se pasa de tres a seis tramos horarios de precios, tanto en potencia como en energía. Además, los precios difieren en función de la temporada del año. Un verdadero sudoku. Sábados, domingos y festivos estarán incluidos en el periodo valle todo el año, pero las mañanas y tardes quedan, gran parte del año, dentro el semáforo rojo o naranja de tarifas.
David Jiménez, hostelero gallego con dos negocios a su cargo, es tajante en su valoración: «Esto es un cachondeo». «Nuestro horario comercial es cuando viene el cliente, no podemos adaptarnos a los tramos. Las franjas de mayor consumo coincidencon la preparación de comidas y cenas, y de madrugada estamos ya cerrando o preparando el servicio del día siguiente. Si a esto le sumamos las medidas para frenar el Covid, cada vez tenemos unos costes mayores y un menor margen de beneficios», se queja indignado, con la esperanza de no atinar en sus predicciones.
Lo mismo espera Paloma de Marco, que gestiona una administración de lotería en Sol (Madrid). «El horario más alto coincide con nuestro horario comercial, y nosotros tenemosmucho gasto en luces, aunque sea led, y climatización. Nuestras facturas no bajan de 200 euros, a lo que hay que sumar que no se han actualizado nuestras comisiones por venta de lotería», suspira.
Desde las asociaciones de autónomos y pequeñas y medianas empresas, insisten en que la mayoría de los comercios no pueden adaptarse como los hogares. «Cada actividad tiene unas peculiaridades, pero nadie se cuestiona el cambiar de horas por el precio de la luz. Por tanto, y con la que está cayendo, será un incremento de costes energéticos, y poco colchón le queda a los autónomos para que encima vengan con más gastos», señala Lorenzo Amor, presidente de ATA (Federación Nacional de Asociaciones de Autónomos). El 30% de los gastos de explotación de un autónomo o una pequeña empresa, destaca Eduardo Abad, presidente de UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos), tiene que ver con cuestiones de suministro eléctrico: «Estamos aterrados. La única alternativa que vemos para mejorar pasa por fomentar el autoabastecimiento».
Como bien señala Jiménez, toca «hacer un máster en la factura de la luz, del negocio a casa», para no hacer otro roto a nuestros bolsillos.
Fuente: ABC