La reflexión final de Pau Donés: “Gracias a todos, mi vida ha sido un auténtico privilegio, me voy en paz”
Pau Donés fue durante 20 años uno de los músicos más exitosos de España antes de que el cáncer se cruzara en su camino. El pasado mes de junio el cantante nos decía adiós con tan solo 53 años a causa del cáncer de colón que padecía y contra el que luchó durante los últimos cinco años de su vida.
La última charla de Pau Donés ha llegado este domingo a muchos más espectadores de los que ya fueron testigos del encuentro entre el vocalista de Jarabe de Palo y el presentador Jordi Évole en las salas de cine. El largometraje documental Eso que tú me das conducido por Évole se ha convertido, de acuerdo con lo que indica Atresmedia, en el documental más visto en cines de la última década, congregando a más de 249.000 espectadores en cines de toda España.
A finales de mayo Pau Donés llamó a Jordí Évole para decirle que le quedaban pocas semanas de vida y que quería grabar una última entrevista en su casa del Valle de Arán. Donés, extremadamente delgado, con barba canosa y sonda en la nariz, repasó su vida sin tapujos con serenidad y aceptación.
“Este sitio es estupendo. Acabo de grabar un disco. Estoy descansando. Tengo cáncer, me estoy muriendo y quería acabar los días conversando con alguien para intentar dar una imagen que tal vez la gente no tiene, de persona normal y corriente”, aseguró ante un Jordi Évole enmudecido que confesó que no sabía ni qué preguntar.
Jordi Évole le confesó a Pau Donés que le sorprendió que quisiera salir en el documental por su apariencia física en esos momentos: “Bueno, no pasa nada. Es el aspecto que tengo ahora que estoy enfermo, estoy enfermito de cáncer. No pasa nada por mostrarme así. Es mejor, así se normaliza un aspecto que poco a poco se debe normalizar. Pero estoy aquí para hablar de la vida, no de la muerte”, reflexionó el artista. “Igual, el tabú lo tenemos más nosotros que tú ahora”, respondió Jordi Évole a Pau Donés, que afirmó que “el cáncer nos da miedo”.
“El miedo es terrible” reflexionaba Donés. “Yo no lo vivo porque soy poco miedoso, pero lo veo y eso me aterroriza”, confesó el cantante, que subrayó que “cuando la gente tiene miedo a la vida, a las cosas, a moverse, a decidir y a querer y a que le quieran es terrible. Bloquea. No se puede tener miedo a la enfermedad, al dolor. Hay que vivir”, comentó.
Cuestionado por si ahora siente más libertad, el músico contestó que sí: “Desde el momento que aceptas que la muerte es algo que va contigo y que no es algo que es malo, sino que es algo que es parte de la vida, yo creo que sí. Vives mucho más tranquilo”, aseguró. ”Pienso, hostias, si en vez de irme el mes que viene me fuera el año que viene…'”, reflexionaba Pau Donés, que destacó lo importante que es vivir el momento: “Cuando sabes que el tiempo es corto, el tiempo te hace muy feliz”.
“Esta entrevista, si se ve, se verá cuando ya no estés”, le recordó Jordi Évole a Pau Donés, al que preguntó sobre qué sensación le provocaba eso. El cantante confesó que le provocaba “una curiosidad tremenda”: “Yo no voy a estar, pero la habremos hecho con un tío que, en este momento, está, y diciendo lo que piensa y siendo lo que es”.
Al final de Eso que tú me das el cantante explicó cómo le gustaría morir y contó alguna cosa que le dé rabia no haber hecho: “Me hubiera encantado haber conocido a mis nietos, pero bueno, los conoceré igual, pero de lejos”, señaló Pau Donés, que explicó que siempre ha intentado no hacer nada de lo que no pudiera pedir perdón “porque eso querrá decir que es algo que es chungo”. “Pedir perdón es muy bonito. Es como dar las gracias. Es como llorar”, reflexionó Donés.
Además, el artista realizó una de sus interpretaciones más emotivas en pleno Val d’Aran. Pau Donés realizó un canto a la vida con el tema elegido por él para despedir el documental: El sitio de mi recreo. Por último, antes de despedirse del todo, Donés lanzó un discurso contra el odio: “La vida son cuatro días y tres ya han pasado. No odies a los demás. Si algo no te interesa, pues déjalo de lado. El odio no nos conduce a nada”.
Fuente: La Vanguardia