- La actividad asistencial de las monjas, en el foco del contagio de las Hermanas de la Cruz
- “Es algo muy dolorosa que también nos ha tocado a nosotras”, refieren desde la compañía
- Hermandades y políticos se solidarizan con las religiosas
Uno de los datos que más conmoción ha provocado en el balance que ofreció ayer la Consejería de Salud y Familias sobre la pandemia en la provincia de Sevilla es el que se refiere al convento de las Hermanas Cruz. La casa madre que fundó Santa Ángela saltó ayer a los titulares del coronavirus por el brote que se ha registrado entre sus muros y que ha provocado que 40 religiosas den positivo.
El convento, que es lugar de peregrinación de numerosos devotos que acuden a diario a venerar el cuerpo incorrupto de Santa Ángela permanecía ayer cerrado. Un cartel en la puerta alerta de que “en estos días no se puede atender a nadie, perdonen las molestias”.
Algunas de la personas que tienen más contacto con las religiosas aseguran que desde el lunes por la tarde venían avisando a las familias a las que ayudan en el cuidado de enfermos dependientes. “Nos dijeron que esta semana no podían acudir a realizar esta labor”, recuerda uno de los sevillanos asiduo al convento fundacional de la compañía.
Pocos datos más han trascendido de este brote. La Consejería de Salud asegura que son 40 casos los que han dado positivo en Covid, pero ni en el convento ni en el Arzobispado se ha concretado si todos los contagios son de religiosas o también podrían estar afectadas personas que colaboran con la orden. En este punto conviene tener en cuenta que en dicho convento, además de las monjas que a él pertenecen, también pueden permanecer esporádicamente hermanas de la compañía que, procedentes de otros conventos, se encuentran en Sevilla para una gestión.
Se trata, no obstante, de uno de los cenobios que más religiosas concentra de toda Andalucía, habida cuenta del gran arraigo que las Hermanas de la Cruz tienen en la comunidad autónoma y al elevado número de vocaciones que despiertan. A diferencia de otros conventos, la mayoría de las monjas de la casa madre fundada por Santa Ángela son nativas. Unas religiosas que, hasta antes del Covid, dormían en grandes habitaciones sobre tablas de madera. Se desconoce si con la irrupción de la pandemia estas condiciones han cambiado.
Cierto es que la labor asistencial que realizan con enfermos y pobres supone una fuerte exposición al virus. Un trabajo de caridad que no paralizaron ni en el estado de alarma, cuando se las pudo ver en grupo de dos (como es habitual cada vez que salen del convento) por las solitarias calles de Sevilla. Durante el confinamiento esta actividad, lejos de menguar, se incrementó y fueron numerosos los camiones con comida que llegaron a la puerta del convento para que los repartieran entre los más pobres.
Este brote tiene también sus consecuencias en el ámbito educativo, ya que ha obligado a confinar un aula de niñas de cinco años en el colegio Ángela Guerrero, un centro de educación diferenciada y concertado por la Junta de Andalucía, el cual gestionan las Hermanas de la Cruz. El aislamiento de las menores se produce –como han informado a las familias en una circular– al haber mantenido contacto estrecho con una religiosa contagiada. El resto de alumnas puede acudir “con normalidad”.
Diario de Sevilla