Arqueólogo, espeleólogo y fan de la música rusa de la Perestroika, este sevillano de Heliópolis acaba de descubrir en Écija el acueducto subterráneo y el sistema de distribución de agua de la vieja Astigi romana
Resulta increíble el gusto que le ha pillado usted a vivir bajo tierra…
La verdad es que sí, pero es que bajo tierra siempre se han escondido los misterios más interesantes.
No sé, pero entre las excavaciones arqueológicas y sus expediciones geológicas, es posible que pase casi un tercio de su tiempo anual bajo tierra.
Se puede decir que llevo una vida muy arrastrada. Por ejemplo, echando cuentas y sumando expediciones, resulta que me he pasado más de un año de mi vida en un pequeño valle glaciar de la República de Abjasia, en el Cáucaso, explorando la sima Krúbera-Voronya.
El caso es que le saca un magnífico partido a vivir bajo tierra. Acaba de descubrir el sistema hídrico de distribución subterránea de la vieja Astigi.
Era una de las asignaturas pendientes que teníamos en el estudio urbanístico de la colonia romana. Por fin, podemos afirmar que Astigi contaba con un acueducto soterrado, e incluso saber cómo funcionaba todo el sistema.
Tengo entendido que han dado con una inscripción de época de los Severos donde se habla de la reparación de esa infraestructura hídrica.
Un verdadero sueño epigráfico. No solamente hemos excavado parte de la red de suministro, sino que hemos encontrado, inscritos en piedra, todos los detalles sobre su reparación e, incluso, el nombre de la infraestructura principal, el arcula Terentiani.
Igualmente han terminado ustedes de excavar la fase de este año de la casa de la Plaza de Armas. ¿Podría describirnos cómo era esa casa?
Ya tenemos claro que la casa ocupaba una manzana completa, en el punto más alto y privilegiado de la ciudad. Se organizaba en torno a un gran patio de columnas o peristilo, con un buen número de estancias alrededor en las que se ha conservado una rica decoración, especialmente mosaicos.
En términos actuales diríamos que era un casoplón. De hecho, en 2015, la National Geographic destacó uno de los mosaicos de la casa como uno de los hallazgos más importantes del año.
Tuvimos la fortuna de excavar el comedor de la vivienda, el triclinium, que estaba decorado con un espectacular mosaico con varias escenas mitológicas del ciclo de los «Amores de Zeus».
¿Sabemos algo del propietario?
Por las inscripciones que hemos encontrado en la zona excavada, podemos proponer que, mientras se fundaba la colonia romana, se instalaron aquí miembros de las élites indígenas.
O sea, fue uno de los que ganaron la guerra contra los hijos de Pompeyo y César le agradeció los servicios prestados.
Se puede deducir de las fuentes romanas que, aunque Astigi no tuvo un papel protagonista en las guerras civiles, sí que estuvo en el bando vencedor.
La casa está relacionada con la distribución del agua de la vieja Astigi. Porque en uno de sus patios había una fuente enorme que había que suministrarle líquido. ¿Me equivoco?
Efectivamente, la reparación y ampliación de las infraestructuras hidráulicas públicas en época severiana lleva a que se reforme esta casa palaciega, dotándola de una fuente monumental en el patio central.
Usted trabaja bajo tierra más allá de la arqueología. Recién ha terminado una expedición a la barriga geológica del Pirineo francés, navarro y aragonés. ¿Para qué sirve la espeleología?
Es apasionante, porque nos permite hacer exploración geográfica pura, localizando y documentando los últimos rincones del planeta en los que el ser humano todavía no ha puesto el pie.
Hace unos años nos tuvo con el corazón en vilo en las entrañas del Cáucaso, donde bajó con Jesús Calleja, el presentador de televisión y a punto estuvieron de no contarlo…
Uno de los riesgos a los que nos exponemos los espeleólogos es a las crecidas de agua bajo tierra, cuando la meteorología se pone agresiva, como fue en este caso. Cayeron de repente cientos de litros por metro cuadrado…
Nunca he visto a Calleja tan emocionado y agradecido como se le mostró en aquella odisea subterránea.
En espeleología el equipo es lo primero, tenemos grabado a fuego que nunca abandonamos a nuestros compañeros. Gracias al trabajo en equipo pudimos salir indemnes de la aventura.
A alguien le escuché que el Mediterráneo y el Mar Negro fue alguna vez zona libre de agua. ¿Eso es cierto?
Durante la llamada «crisis salina del Messiniense» se desecó buena parte de estos mares. Además, hemos podido descubrir que las grandes simas que exploramos en el Cáucaso se formaron inicialmente en este período.
¿Dónde se reconoce más: como arqueólogo o como espeleólogo?
Para mí sería imposible hacer una cosa sin la otra. En el fondo, todo se reduce a lo mismo: exploración.
Heliópolis
Aunque su vida más juvenil estuvo vinculada al barrio de Heliópolis y al colegio Claret, Sergio García-Dils vive prácticamente en Écija, donde está recomponiendo el mapa arqueológico de la vieja Astigi. Su padre, que tenía talleres mecánicos en el barrio y en Dos Hermanas, formaba parte del gentilicio de «los belgas», como se conocía popularmente a la familia. Sergio estudió el postgrado en Rusia, habla perfectamente el idioma de Tolstoi y se quedó prendado de la música que hacían los jóvenes rebeldes de la perestroika. Su equipo de espeleología es prácticamente ruso y cree que Sevilla es un magnífico sitio para vivir. Pero le tira el mundo subterráneo. No en vano tiene el récord mundial de descenso, marcado en dos mil doscientos metros.
Fuente: ABC