Ofrece al visitante un viaje en el tiempo en el que descubrir, de primera mano, los misterios de la Inquisición
Leyenda (a veces, un tanto negra) e historia se entremezclan entre sus muros. Enclavado a la orilla del río Guadalquivir, en plena plaza del Altozano, el castillo de San Jorge se eleva como lo que es: un testigo del devenir de la ciudad de Sevilla. Aunque no se sabe a ciencia cierta cuál fue su origen, algunas teorías otorgan a los visigodos el honor de construir este edificio como elemento defensivo de la ciudad. Después de eso, fue almohade, perteneció a la orden militar de San Jorge (de la que tomó su nombre), y fue sede de la primera parroquia de Triana. Casi nada.
Pero sin lugar a dudas, su nombre va a asociado a uno de los capítulos más intrigantes de la Historia de España: el de la Santa Inquisición. Desde el siglo XV al XVIII —con algunos paréntesis—, fue sede de esta institución político-religiosa. Entre sus paredes penaron centenares de ciudadanos bajo el yugo del tribunal de la Inquisición, instaurado en Sevilla por los Reyes Católicos. Y como tal, guarda aún su esencia. No es difícil imaginarse los padecimientos de herejes e iluminados entre aquellas paredes.
Para que ese escabroso capítulo no cayese en el olvido, el castillo de San Jorge se convirtió en un centro de interpretación y museo de la Inquisición abierto a los ciudadanos, que puede visitarse de manera gratuita de martes a domingo con horario de mañana y de tarde. Quienes quieran sumergirse en la leyenda negra de sus muros pasarán por una sala sensorial en la que se recrea la atmósfera de indefensión de las víctimas de los inquisidores.
Además, se incluye un recorrido hacia la antigua barbacana por una pasarela desde la que se pueden observar los restos arqueológicos conservados, como el pavimento de las calles que conducían al puente de barcas, la vivienda del notario o la sala de audiencias. Al final, el panel de víctimas instalado sobre el muro de la antigua cárcel despide al visitante con algunos casos reales de los que sufrieron en aquel castillo. Toda una aventura.
Fuente: ABC