La fase 3 de la desescalada permite reabrir estos espacios pero garantizando la distancia
Lunes 8 de junio. Una fecha marcada por muchos sevillanos en rojo. La ciudad pasa a la fase 3 de la desescalada y, con este gran paso, vuelven las barras de los bares. Que somos de barra, como decía el anuncio de la Cruzcampo, no lo duda nadie, aunque de momento, los establecimientos que han abierto estos espacios tan codiciados en la añorada normalidad antes del 14 de marzo, no han experimentado una gran ocupación.
El centro de Sevilla cada vez se asemeja más al de antes de que irrumpiera la pandemia del Covid-19. Si no fuera porque muchas personas van con mascarilla, no todos, nadie advertiría que vivimos en una “nueva normalidad” que ha cambiado los hábitos, y quién sabe si para siempre.
En la Plaza del Salvador, los veladores de las bodeguitas lucen una buena entrada, hay un chorreo constante de personas que entran y salen de las tiendas. Colas para acceder a algunos comercios. Obras que avanzan a buena velocidad, e incluso es complicado encontrar una aparcamiento libre para una moto, una muy buena señal esta de la vuelta a la rutina.
Los bares también regresan poco a poco a esa añorada normalidad y la clientela va perdiendo el miedo a ir a desayunar, a tomar un aperitivo o, simplemente a tapear. En la primera fase de la desescalada abrieron unos mil bares en Sevilla. En la segunda, unos tres mil. En la tercera ya faltan pocos por reencontrarse con sus clientes.
Uno de esos establecimientos emblemáticos que ha abierto su barra esta mañana es la confitería La Campana, que tuvo que cerrar sus puertas en plena temporada alta y con las esperadas torrijas cuaresmales luciendo en sus vitrinas. Desde este lunes la cafetería, en la que sirven uno de los mejores cafés de Sevilla, vuelve a estar disponible, aunque por el momento sin grandes apreturas. Apenas cuatro personas había a mediodía.
Así también lo ha confirmado uno de sus camareros. “No hemos tenido muchos clientes todavía. Cuando veamos más movimiento, podremos en marcha las medidas de distanciamiento”. Y es que estos clientes de La Campana no tenían problemas para distribuirse correctamente en la barra.
Son varias las novedades que trae la fase 3 de la desescalada para la hostelería. Se permite el servicio en barra, y de pie, siempre que haya una separación de dos metros entre los clientes, o grupos de clientes.
También están permitidas las agrupaciones de mesas para un total de veinte personas, aumentándose el aforo de la terraza al 75%.
En el interior de los locales, la Junta de Andalucía está facultada para aumentar el aforo al 66%, pero el Gobierno lo marca en el 50%. Aún así en Sevilla se sigue con la misma manera de medir el aforo: dos metros de separación entre las mesas que quepan en el interior de los establecimientos.
Además, en el cartel de la fase 3, que ha facilitado la Asociación de Hotelería, hay que añadir la capacidad máxima con el número de personas que habrá en la barra.
Regreso tímido
Pero no todos los establecimientos han abiertos sus barras. Esperan a que se levanten todas las restricciones, algo que previsiblemente pasará el próximo 21 de junio.
Este es el caso de La Flor de mi Viña, en la calle José de Velilla, uno de los bares más frecuentados por los trabajadores del centro. Ellos han decidido nos abrir la barra todavía. En su lugar, mantienen varias mesas en el interior del local, que antes no había, con la separación oportuna.
Muchos hosteleros han tenido que emplear mucho dinero, y también ingenio, para adaptar sus establecimientos para cada una de las fases de la desescalada. Por ello, advierte uno de ellos, “nos lo tomamos con calma y preferimos hacer las cosas con calma. Hay que ver también cómo responde el cliente”.
La mayoría de las barras, como se puede comprobar con un simple paseo, permanecen inutilizadas. Muchos hosteleros han aprovechado para colocar mobiliario o enseres en su superficie y han situado mesas y bancos como separación con el resto del establecimiento. En la popular cafetería Doña Carmen, en la calle San Eloy, donde se sirven churros, han colocado unas mamparas en la barra para proteger a clientes y camareros.
Aunque todavía son pocas y hay que cumplir una serie de normas, Sevilla va recuperando las barres de sus bares.
Fuente: Diario de Sevilla