De las más tradicionales a las más peculiares: gastronomía, disfraces, cabalgatas, belenes…
Unas tienen un origen remoto. Otras, sin embargo, se han creado recientemente. Se acerca los días más señalados de la Navidad y, cómo no, los grandes rasgos de la celebración los conocemos. Las grandes fiestas, sus motivos, los dulces que de forma generalizada se consumen, con sumo gusto, en todo el país. Es en los localismos donde encontramos las rarezas, si las contemplamos desde un prisma etnocentrista. Es decir, las singularidades. Todas esas costumbres, tan numerosas, tan diferentes entre sí, que tienen especial arraigo en los diferentes pueblos de Andalucía. Algunos, hecho, han colocado la Navidad en el centro de su oferta turística y es en estas semanas cuando reciben a más visitantes.
¿Algún caso concreto? Rute. Este municipio cordobés resulta especialmente atractivo por su Belén, su dulce Belén, y amargo también: de chocolate.
El alumbrado, los museos del anís y del jamón, un refugio de burros que en estas semanas cobra una significancia mayor y la ilusión de los niños que recorren las calles motivados por todo ello crean una atmósfera especial.
Las más tradicionales
Los dulces, como mencionamos anteriormente, colocan en el mapa otras localidades. Así, decir Antequera ahora parece decir mantecado, convento. A Medina Sidonia, en Cádiz, acudimos por ser la cuna española del alfajor, de origen árabe. A Estepa, por los polvorones, esos que venden los chicos aún imberbes para pagar su primer gran viaje en compañía de los compañeros de clase el próximo verano. Los pestiños, por último, también poblan las vitrinas de gran parte de las confiterias repartidas por el territorio andaluz.
Entre las tradiciones más características, pues definen el carácter de la gente que habita una ciudad, están las zambombas de Jerez de la Frontera. Son muchas, cada año más, dicen, y más pronto, y se reparten por todo el casco y sus barrios centenarios. Los vecinos, entre ellos, algunos artistas profesionales, se reúnen al calor del fuego y la familia a compartir su talento. Cantando villancicos por bulerías, bailando, haciendo rumbas y tanguillos, disfrutando y jaleando entre los suyos para además hacer disfrutar a otros. Esta tradición, tan jerezana, ha traspasado las fronteras de la calle, llegando a teatros, y de la provincia, pues en Sevilla, Extremadura o Madrid podemos ver programadas zambombas, entendidas ya como la recreación de ese espectáculo.
La música también se entiende de una forma colectiva, como elemento de unión, en la ermita de Jeva en La Higuera, Antequera. Cada 25 de diciembre, esta fiesta de interés turístico nacional se inicia con el repique de las campanas que anuncian la festividad de la Virgen de la Purificación, entonces comienzan los verdiales, el estilo folclórico malagueño por excelencia.
Finalmente, los belenes vivientes, como el de Beas, en Huelva, el más antiguo, Arcos de la Frontera, Tomares, Sanlúcar la Mayor, Olvera y Jaén, entre otros, conforman todo un tejido con el que disfrutar en familia en, prácticamente, cualquier rincón.
Las más singulares
Existen, además de estas, otras tradiciones que, digamos, se escapan de lo corriente. En Algeciras, por ejemplo, tiene lugar el conocido como Arrastre de Latas. Cada 5 de enero, y tiene su origen en una crisis económica del pasado, grandes y pequeños, sobre todo, esperan esa jornada para salir a la calle con sus latas. Así los algecireños tratan de captar la atención de los Reyes Magos de Oriente. Ruido para que se desorienten ni se escapen sus correspondientes, y merecidos, regalos
La Cabalgata de Higuera de la Sierra, pueblo de la serranía onubense, de donde tan buen producto se obtiene del cerdo, hace de este lugar una portada soñada por cualquier periódico. Lo de tirar caramelos está muy visto y, además, no es lo típico de aquí. Por qué no probar con chorizos y jamones, se preguntaron. Y ahí están, en muchas portadas.
Por último, los disfraces indican también la idiosincrasia de una zona, el carácter de su gente. En Coín (Málaga) despiden el año frente al reloj de la iglesia de San Juan de esta guisa, disfrazados. Todo se festeja con risas y concursos, con quedadas entre amigos. Antes, el día de los Santos Inocentes, 28 de diciembre, hay dos pueblos, esta vez, de Almería, que se engalanan. Por un lado, la entidad local de Fuente Victoria, en Fondón, que celebra Los Alcaldillos. Se trata de una costumbre cuyo origen se remonta hacia la Edad Media y que tiene como fin recaudar dinero para las ánimas benditas. Este dinero, que se reclama para la Ánimas Benditas, se pide a ciudadanos de a pie. Luego los implicados en esta fiesta, por lo general jóvenes del municipio ataviados de alcaldillos van de puerta en puerta cantando las coplillas de Ánimas.
Por otro lado, también ese mismo día, en Vélez Rubio, se celebra la toma de poder del alcalde inocente, acompañado de su esposa, la alcaldesa, y el cura de los inocentes, que está junto a los alguaciles, encargados de las detenciones y las multas. El cachondeo, por tanto, parece servido, que la Navidad, tal y como se ha desarrollado, en el fondo aúna muchas cosas: religión, familia, fiesta, amigos, gastronomía…
Fuente: ABC