Diez mil corredores pintaron Sevilla de naranja en la XXXIII KH-7 Carrera Nocturna del Guadalquivir
Dos años después, concretamente 728 días, la ciudad de Sevilla volvió a tener el color anaranjado de finales de septiembre. Había ganas, muchas. Seguramente, por lo sufrido con la pandemia del coronavirus; por el recuerdo de lo vivido Hoy, en la XXXIII KH-7 Carrera Nocturna del Guadalquivir, no sólo se recorrieron metros, sino, y sobre todo, se esparcieron un sinfín de historias personales que marcaron una noche preciosa.
El deporte une, y el deporte, con esa masa en forma de atletas por las calles de Sevilla, es capaz de enseñar muchas cosas. La primera, que la ciudad hispalense ha vuelto. Ya está de nuevo en primera línea para gestionar actividades importantes: 10.000 personas así lo atestiguan. Y la segunda, y más importante: la felicidad está donde menos te lo esperas. Las caras de muchos corredores, entre la emoción y la euforia del momento, deberían quedar grabadas para siempre. ¿Qué es la alegría? La alegría son sus rostros. Hay veces que no hace falta hablar. Hoy valía con observar a los que llevaban las camisetas naranjas correr por sus calles. Algo hipnótico.
Con la alegría y la satisfacción del atleta Rubén Álvarez, y Carmen Gutierrez, que se proclamaron vencedores, la emotiva jornada contó con la mejor de la organización para que la fiesta fuera para todos. Hubo de todo, porque en las celebraciones, como la de esta noche, caben todos. «Esta carrera siempre me la tomé como una fiesta. Pero la de hoy es muy distinta. Es diferente porque es imposible no acordarse de todo lo que hemos vivido desde que llegó la pandemia», relata a ABC de Sevilla un corredor llamado Julio antes de que se de el pistoletazo de salida. Estamos muy cerca del Puente de San Telmo, y el bullicio es importante. Los corredores van con mascarillas. La sensación es agradable, de júbilo, de viaje de fin de curso. «¡Vamos!», gritan algunos al pasar cerca de la línea de salida.
Pasados unos minutos de las 21.00 horas, ya están todos trotando, algunos con más arte que otros. Ya van sin mascarillas, circunstancia permitida por la organización. El recorrido continúa la senda que marca el río Guadalquivir a su paso por los puentes de Triana, Cristo de la Expiración, Pasarela y Barqueta. La imagen cautiva. En el último puente, el giro es hacia la Ronda Histórica por el Arco de la Macarena, continuando por la Ronda Histórica hasta los Jardines de Murillo y Avenida del Cid, Avenida Parque de María Luisa y el Paseo de las Delicias, donde empieza a llegar los primeros. Algunos van sobrados. Literalmente Poco a poco, empieza a llegar el pelotón. Algunas imágenes son emotivas, como es la de un padre y una hija entrando juntos a meta y dándose un abrazo de esos que conmueve. O el de los aplausos continuados de los presentes cuando ven llegar a los suyos. O el de las sillas de ruedas empujadas con el alma, monociclos, carretones de toro, carritos de bebé, héroes disfrazados de superhéroes. Todos, de naranja.
Fuente: ABC