El proyecto internacional en el que trabaja Elena Guillén, que ha logrado una subvención de 6 millones de la UE, va a desarrollar implantes personalizados en 3D con materiales biocompatibles que se regenerarán en el cuerpo
Elena Guillén ha vivido toda su infancia y adolescencia en el Cerro del Águila de Sevilla, estudió en colegios e institutos de su barrio, se licenció en Ciencias Ambientales en la Universidad Pablo de Olavide y es doctora en Ciencia de los Materiales. Esta joven doctora lidera hoy un consorcio europeo formado por 19 instituciones que ha recibido una ayuda de 6 millones de euros de la Unión Europea.
El objetivo de Profactor, la empresa austriaca de investigación en la que trabaja, es mejorar la calidad de vida de la envejecida población europea a través de implantes que se adaptan a las características de cada paciente y que tienen la capacidad de regenerar tejidos. «Su aplicación democratizará estas
terapias y reducirá los costes, las intervenciones quirúrgicas y los tiempos de rehabilitación en diversas patologías», asegura Guillén a ABC.
En 2024 el 22 por ciento de los europeos tendrá más de 65 años. Con el envejecimiento vienen asociados problemas como defectos crónicos en las articulaciones o en la región oral y maxilofacial. Los pacientes que sufren estas enfermedades ven muy afectada su calidad de vida, teniendo que depender continuamente de asistencia sanitaria.INKplant, el proyecto internacional que lidera Guillén y que financia el programa H2020 de la Comisión Europea, propone soluciones innovadoras.
«Hemos involucrado a toda la cadena de valor, están desde las empresas proveedoras de materiales a las empresas que va a transformar esos materiales en los implantes, las empresas que los van a comercializar. Médicos, pacientes, un socio que estudia los aspectos éticos de esta tecnología y expertos en células para desarrollar el implante», cuenta Guillén.
Los implantes reproducirían la forma macroscópica del paciente y se ceñirían inicialmente a defectos en el menisco, la articulación de la rodilla derivados de la osteoartritis, paladar y problemas en las zonas maxilofacial y oral, pero podrían ampliarse a huesos, tobillos, codos, manos y cualquier otra articulación del cuerpo humano. «Con una operación pequeña puedes evitar que te quiten toda la rodilla y te pongan una de titanio», cuenta la doctora, que explica así los implantes de paladar hendido y labio neporino. «El implante dental tropieza a ciertas edades con que el hueso se va reabsorbiendo y cuando quieres poner el diente, no tienes hueco donde encajarlo. Con este implante óseo personalizado el implante dental se podría hacer».
Guillén reconoce que «toda la medicina regenerativa tiene repercusiones éticas. Uno de nuestros socios es experto en dispositivos médicos y analiza cómo la sociedad va a aceptar estos dispositivo y habla con pacientes, médicos y familiares. «La idea sería que el médico pudiera coger la imagen del paciente, por ejemplo de su rodilla, y en función de eso, con inteligencia artificial, se preparara un archivo con todas las propiedades que debe tener el implante, tanto macroscópicas como microscópicas».
Este avance será posible gracias a la combinación de biomateriales y tecnologías de vanguardia como la impresión en 3D de alta resolución, que reducirá los costes sanitarios y el tiempo de rehabilitación. El proyecto persigue reducir la complejidad de las intervenciones quirúrgicas en pacientes que necesitan una prótesis o rehabilitación en las áreas mencionadas. «Se trata de terapias regenerativas personalizadas para toda la sociedad porque los implantes para la reparación de tejidos se fabrican ahora en tamaños y formas estándar a partir de materiales inorgánicos. Guillén: «Estos implantes no sólo aliviarán el sufrimiento de los pacientes sino que tendrán el potencia de promover la regeneración de los tejidos dañados en el cuerpo»
A diferencia de estos implantes y prótesis artificiales, que son percibidos por el cuerpo como materiales extraños, la fabricación de implantes personalizados mejoraría el rendimiento biomecánico. Estos implantes no sólo aliviarán el sufrimiento de los pacientes, sino que tendrán el potencial de promover la regeneración de los tejidos dañados en el cuerpo», asegura Guillén.
El proyecto incluye multinacionales de la fabricación aditiva comoLithoz y Stratasys, y cuatro hospitales universitarios, dos de ellos entre los más grandes de Europa (Charité Berlin y Hospital General de Viena). En España participan, entre otras, la participación de la Universidad Politécnica de Madrid, la multinacional biotecnológica BTI y la Asociación Española de Normalización.
Elena Guillén estudió en el colegio público Ortiz de Zuñiga y el Instituto Nervión, donde aún recuerda a su profesor de Matemáticas. «Era muy motivador y tenía unas formas de enseñar las matemáticas distintas. Un buen profesor siempre te marca», dice.
Tras aprobar la Selectividad, decidió estudiar Ciencias Ambientales en la Pablo de Olavide. Su hermana mayor estudiaba Medicina en ese momento. «Era una carrera muy nueva y mis padres se quedaron sorprendidos, aunque sabían que me preocupaba mucho el medioambiente y la ecología. Y no me disuadieron ni me recomendaron otros estudios». De esos estudios salió con una formación versátil. aunque con poca profundidad en algunas asignaturas que adquirió con un doctorado en Ciencia de los Materiales.Muchos de los compañeros de promoción de Elena Guillén son profesores de instituto o funcionarios de la Junta, aunque hay algunos también en paro. Ella lo explica por el deterioro de las condiciones laborales en las empresas privadas en España
Cuenta que de sus compañeros de promoción, la mayoría se hicieron profesores de instituto y funcionarios de la Junta. «Otros se dedican a la antropología, otros han montado huertos urbanos y empresas de ecología, incluso de ingeniería. Yo me centré en la investigación y tengo compañeros que están buscando trabajo», cuenta. Que muchos hayan acudido a la Administración pública a buscar trabajo lo explica así: «En los últimos años la situación en la empresa privada se ha puesto más complicada y con peores condiciones laborales. Hay menos oportunidades y mucha gente quiere quedarse en Sevilla o Andalucía a vivir».
A Guillén también le habría gustado trabajar aquí. «¿Quién no?», pero su carrera profesional le ha llevado a Bristol, Bath, Cranfield, México y Dresde. «Yo no he sufrido choque cultural porque tengo la mente abierta pero quizá dónde más noté las diferencias fue en México, donde curiosamente se hablaba mi mismo idioma. Estuve en Mérida, una ciudad preciosa en la Península del Yucatán, y ahí tuve más barreras que en Austria, a pesar de la diferencia del idioma.
La doctora sevillana tiene un gran recuerdo de su trabajo en Abengoa Research. «Fue el lugar donde más a gusto me sentí a lo largo de mi trayectoria profesional. Por el grupo humano y los proyectos que pude hacer allí. Aprendí muchísimo en Palmas Altas. El ambiente era muy bueno y es una pena lo que ocurrió. Había cosas mejorables en cuestiones laborales pero desde un punto de vista profesional era un trabajo ideal para mí».
De Abengoa fue a Profactor. «En Austria hay un gran respeto por las condiciones laborales. Están prohibidas las horas-extra y se especifica en el contrato que no puedes estará más horas del día de las estipuladas». Cuenta que está rodeada de un equipo muy bueno de científicos e investigadores y que este proyecto «ha sido una carrera de fondo». Y añade: «No somos los únicos trabajando en esto en el mundo. Hay grupos en Estados Unidos. e consigue que llega la medicina a todo el mundo, de una forma social, con tecnología que llegue al alcance de todos».
La tecnología permitirá en el futuro hacer implantes en impresoras 3D de otras partes del cuerpo, «Evitar las prótesis y sustituirlas por implantes que se regeneran en el cuerpo con materiales biocompatibles es un gran avance», asegura. Y recuerda que «todos se reabsorberán y regenerarán en el cuerpo, materiales cerámicos y como la hidroxiapatita, que es el material del que están hechos los huesos». Una de las claves del proyecto es que habrá hasta cinco materiales («tejidos duros más dedicados al hueso y otros compuestos, más blandos, como el menisco) es una de las claves del proyecto.
Fuente: ABC