En estos días estamos viviendo disturbios en multitud de ciudades de nuestro país, especialmente en Cataluña, derivados de la entrada en prisión de alguien que no solo ha entrado en prisión por lo que dice sino que, además, según ha trascendido en los medios de comunicación, cuenta con varias condenas por diferentes hechos.
Al margen de la catadura moral de lo expresado por el rapero condenado, me parece intolerable que nuestro país tenga que soportar tan alto grado de saqueo y disturbio en sus calles.
Por eso les digo que lo que se está haciendo no es defender la libertad, es propiciar el libertinaje.
Miren, según el origen etimológico de la palabra libertinaje, es decir, del latín, se forma de la suma de dos partes: el vocablo libertinus, que puede definirse como aquella persona que no tiene límites, y el sufijo –aje, que es equivalente a conjunto.
Esto es precisamente lo que estamos contemplando en nuestro país con estupefacción. Quien incurre en el libertinaje, está exhibiendo una actitud irrespetuosa ante la ley, ante la moral y ante el orden establecido. Así, el libertinaje es un abuso de la libertad. Precisamente, se pasa de la libertad al libertinaje por la falta de límites en la actuación de un sujeto de un grupo de ellos.
Cuando estudiaba Filosofía del Derecho en la carrera universitaria aprendí que la libertad es la oportunidad de realizar las acciones que deseas, siempre asumiendo las consecuencias de las mismas y adecuándote a las normas jurídicas impuestas, mientras que el libertinaje es acometer todo lo que se quiere, sin estar sujeto a ningún tipo de reglas.
Así, se pierde la razón desde un punto de vista ético, jurídico o moral cuando nuestra libertad mal usada, el libertinaje, implica la lesión de los derechos, de la libertad de los otros ciudadanos.
Esto es lo que estamos contemplando sin paños calientes. No tiene otra definición.
Ante este abuso de las libertades que conllevan saqueos, rotura de escaparates y tiendas, quema de contenedores, solo cabe el peso de la ley. Es decir, se debe actuar contundentemente desde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para restablecer el orden. No se me ocurre otra forma que la que implica la detención de quienes son los alborotadores.
Cuestión aparte es la actitud de un partido político que está en el Gobierno de nuestro país al que le ha costado hacer una condena con la boca chica de estos actos. Es intolerable que desde las instituciones públicas se hagan estas cosas. A lo señores de Podemos se les ha olvidado o, mejor dicho, nunca han tenido en su ideario, que cuando se está en las Administraciones Públicas gestionando y gobernando se hace para el conjunto del país, no para quienes son tus supuestos votantes.
Y en todo este embrollo nuestro Presidente del Gobierno sin cesar a quienes dinamitan nuestros resortes democráticos con este tipo de excusas y justificaciones.
Por ello, señor Sánchez, ejerza de Presidente y actúe destituyendo a su Vicepresidente que España se lo va a agradecer.