- La Policía Nacional detiene a una persona por su presunta participación en la reyerta
- Una pelea entre dos mujeres pudo ser el origen de la trifulca que acabó en tragedia
- La víctima, de 49 años, era conductor de vehículos VTC
La víctima de San Jerónimo, Francisco P. B., de 49 años, recibió varias puñaladas en el transcurso de la reyerta en la que se vio involucrada, la tarde de ayer en la calle Mejillón. El hombre se desangró delante de su mujer y su hija menor de edad, mientras uno de los agresores se afanaba en volver a apuñalarle una y otra vez. Todo quedó grabado en un vídeo realizado por unos vecinos desde un balcón, que en este momento constituye la principal prueba de cargo de la investigación policial.
El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional ha detenido ya a una persona por su presunta participación en los hechos. El arrestado es una de las personas que resultó herida en la reyerta. Fuentes policiales no han precisado si se trata del autor material de las puñaladas que acabaron con la vida de Francisco o de otro de los implicados en la riña.
La investigación continúa abierta. La principal hipótesis que maneja la Policía apunta a una pelea entre dos mujeres como desencadenante de la trifulca que acabó en tragedia. Una de estas mujeres sería la esposa del fallecido, que se habría visto envuelta en una discusión con otra mujer de una familia conflictiva de San Jerónimo. La tensión habría ido en aumento hasta que entraron los hombres en la bronca y se formó una multitudinaria gresca en mitad de la calle.
Todo ocurrió a las seis y media, todavía con luz natural, en el centro de la calzada de la calle Mejillón, una de las principales vías de San Jerónimo. El lugar de los hechos está a apenas treinta metros de una gran plaza con un parque infantil, en el que a esa hora jugaban varios niños del barrio.
Como se observa en el vídeo, en la pelea participan dos bandos. Uno es el formado por la víctima, que lleva un chaleco azul de rayas, su esposa, que viste de azul y recibe una gran cantidad de palos en la espalda, y su hija menor de edad, que también resultó apuñalada al intentar defender a su padre. En el otro bando hay más de diez participantes, algunos de ellos con palos y al menos uno con un cuchillo.
El agresor viste con una sudadera roja y se acerca en varias ocasiones a la víctima. Primero le asesta puñaladas en el suelo y luego, cuando éste se ha conseguido levantar, le vuelve a apuñalar en el cuello. Fuentes sanitarias explicaron que la herida más grave era una que tenía en la espalda, que pudo resultar mortal de necesidad. Este extremo tendrá que ser confirmado por la autopsia que se le practicará al cadáver en las próximas horas en el Instituto de Medicina Legal, ubicado también en el barrio de San Jerónimo, a escasa distancia del lugar de la pelea.
Los servicios de emergencias sanitarias del 061 enviaron tres ambulancias (un equipo de emergencias, otro de coordinación avanzada y uno de soporte vital básico), que se afanaron por salvar la vida de la víctima. Lo llegaron a trasladar, todavía con constantes vitales, al Hospital Universitario Virgen Macarena. Allí murió poco después.
En la puerta de Urgencias del Hospital Macarena permanecían anoche varios familiares de la víctima, atendidos por el personal médico y también por agentes de la Policía Nacional. Algunos miembros del Grupo de Homicidios se entrevistaban allí con la mujer del muerto, que se encontraba casi en shock y con las manos vendadas.
Francisco P. B., de 49 años, a quien todos conocían como Paco, trabajaba como conductor de vehículos VTC y se pasaba, según su familia, todo el día trabajando. Los familiares desconocen qué pudo ocurrir para que se viera involucrado en un incidente tan violento en el barrio en el que llevaba tiempo viviendo y en el que nunca había tenido ningún problema. Los familiares, muy afectados, no habían querido aún ver las imágenes e incluso lamentaban que se hubieran difundido con tanta rapidez. Sin embargo, admitieron que suponen una prueba importante para identificar al presunto autor de la agresión y llevarlo ante la Justicia con celeridad.
En la puerta de Urgencias debatían quién se haría cargo de una perrita que tiene la familia, que se había quedado en la vivienda de la víctima. “Por el momento nos ha pedido la Policía que no volvamos por San Jerónimo por precaución”, decía uno de los allegados.
En la calle Mejillón, en el lugar de los hechos, permanecían anoche los restos de los palos empleados por los agresores en la pelea, así como algunas prendas de ropa tiradas en mitad de la calzada. En un bordillo, una sábana llena de sangre indicaba cuál era el lugar en el que cayó malherido Francisco. A unos metros, unos vecinos trasladaban un colchón y decían no haber visto nada de lo ocurrido. En la plaza en la que horas antes jugaban los niños, varias personas lamentaban la muerte de Francisco y se preguntaban lo mismo que todos: ¿por qué?