Desde hace tiempo, vengo afirmando que el mundo está completamente loco. No sólo estamos inmersos en una crisis sanitaria sin precedentes a nivel mundial y con importantísimas y gravísimas consecuencias desde un punto de vista social y económico, sino que, además, nos encontramos a nivel mundial con una fuerte crisis de liderazgo político.
Atrás pasaron los años en los que había grandes voces a nivel político a nivel mundial. De todos los colores políticos y de todas las ideologías. En la actualidad, el mundo está huérfano de esa necesidad de tener alguien que sea capaz de tirar del carro.
Lo estamos viendo en la propia Unión Europea. Ya con prácticamente satisfecha la jubilación de Angela Merkel Europa se encuentra sin un referente claro a la hora de establecer las políticas comunes en nuestro continente. Ha habido intentos de asumir ese liderazgo por parte de otros Presidentes europeos pero sin éxito por su parte. Todo lo contrario. Podemos decir que se ha convertido en un fracaso tras fracaso.
Pero no sólo Europa está en crisis. Lo que estamos viviendo con las elecciones norteamericanas deja muy a las claras la falta de un referente a nivel mundial para organizar el concierto del mundo.
Por un lado, Trump no ha sabido retener el importante número de votos que tuvo en las elecciones anteriores que le llevaron a la Casa Blanca pero, por otro lado, nos encontramos como Biden tampoco “es de fiar” para los votantes estadounidenses.
Esto ha llevado a una situación práctica de casi empate técnico y de cruce de acusaciones de fraude electoral señalado incluso por quien es el propio Presidente de los Estados Unidos de América.
Mientras el país está pendiente de un recuento electoral como nunca se había visto y con una situación casi de infarto, se han superado por primera vez los 100.000 casos diarios de coronavirus. Ya son 233.000 fallecidos por covid-19, el país con mayor número de personas perdidas por esta pandemia.
En total, más de 10 millones de casos en este país.
Por tanto, como decía mi abuela, no está el horno para bollos.
Y ahora queda por ver cómo afectará todo esto a la economía. Así, los análisis de los últimos días aseguraban que el desenlace más temido, el que peor podía afectar a los mercados, sería un triunfo muy ajustado de cualquiera de los dos candidatos. Esto se ha cumplido y además con dudas sobre la credibilidad de las elecciones y amenazas de impugnación ante el Tribunal Supremo de este país.
De momento no ha afectado mucho a la economía. Habrá que ver cómo se desarrolla de cara al futuro. Al principio hubo importantes caídas en las bolsas europeas pero posteriormente se recuperaron. Habrá que ver qué sucede en estos días. Desde luego, el escenario que se dibuja ahora mismo es uno de los peores posibles para los mercados: máxima incertidumbre, falta de seguridad.
Habrá que ver si la pandemia es más influyente que los comicios norteamericanos.