Esos mismos/as que se arrogan la condición de ser la justicia del pasado bajo la toga de la ideología son los que practican un mal de esta época llamado “edadismo”, es decir, la valoración de personas y generaciones anteriores bajo “los estereotipos, los prejuicios y la discriminación debido a su edad”.
Algunos sabelotodo de la política actual y sus mandados y manejados, bajo el deseo intenso de ser protagonistas de ese tiempo que vivimos a costa de lo que sea, encontraron la manera de menospreciar las decisiones y actuaciones de las generaciones anteriores poniendo todos sus empeños en mirar hacia atrás tan solo con la intención de convertirse en juzgadores de la historia para auto adjudicarse medallas justicieras sobre hechos más que analizados por los historiadores expertos y sólidos. Estas ideologías siempre miran hacia atrás porque es la manera de llamar la atención dado que si miran hacia adelante poco van a aportar pues sus credos tienen mas que demostrada su ineficacia. Juzgar la historia solo debe servir de experiencia, en algunos casos, para no volver a repetirla.
Estos individuos/as son los que desprecian la labor de las generaciones que ya hemos cumplido la edad de la jubilación, pero que, no solo sufrimos y vivimos la realidad histórica que se intenta juzgar, sino que, a pesar de lo vivido, hemos tenido la capacidad y la unión para construir una democracia sólida aportando el trabajo, la eficacia, el esfuerzo, el sacrificio, la entrega, la bondad, el talento, el progreso, la economía, el estado del bienestar y, además, hemos generado la cultura de España de los últimos 40 años.
Los “despreciadores” de la edad han decidido por su cuenta que ya no tenemos nada que aportar y que nuestro bagaje debe quedar en el olvido para darle paso a las nuevas generaciones porque nosotros ya estamos antiguos. Son los mismos ideólogos del disparate que consideran la paga de jubilación como un gasto y no como el derecho a percibir la aportación de toda una vida laboral. Son los mismos que cuestionan el régimen del 78 sin haber vivido la realidad de ese tiempo y por tanto sin tener ni “puñetera idea” del porqué de las decisiones políticas de esas generaciones.
Son los mismos que consideran que el talento, el conocimiento y la experiencia tienen edad y desprecian el “Derecho de los jubilados a seguir creando, enseñando y formando, y aportando experiencia a las nuevas generaciones” como ocurre en la mayoría de países de la Unión Europea cuando esa es la voluntad del jubilado”. Son los mismos que ahora cuestionan la monarquía con el argumento de que los jóvenes actuales no votaron la constitución y los que la votamos ya somos mayores, es decir, por esa regla de tres habría que estar votándola todos los años ya que todos los años se incorporan jóvenes con derecho a voto.
Señores y señoras “edadistas”, tenéis un gran problema con los mayores y es que lo único bueno que tiene cumplir años es la experiencia y las cosas las vemos venir y a vosotros “se os ve venir”. Queréis borrar nuestro bagaje histórico señalándonos por haber crecido bajo un régimen dictatorial para colocar el vuestro y medrar, como si esa circunstancia la hubiéramos elegido nosotros. No nos queréis participando en la sociedad actual porque nuestras generaciones ya no tienen ni un pase y no son utilizables y eso no forma parte de vuestro método ideológico. Para medrar políticamente necesitáis vender vuestra doctrina a la gente sin experiencia y mientras más deprimidas mejor que son mucho más manipulables y carne de cañón para tragarse vuestras mentiras.