Como ocurriera con las patrullas vecinales para velar por la seguridad, los ciudadanos buscan una salida ante el fracaso del sistema
En la calle Guillena de San José de la Rinconada, los vecinos han reforzado la seguridad de las rejas de una vivienda, propiedad de una entidad bancaria, para evitar que sea nuevamente ocupada. Era la primera vez que forzaban la entrada de una vivienda de esa zona del Mirador para instalarse dentro de manera ilegal y sus residentes temen al efecto llamada. Cuando detectaron que el chalé había sido ocupado por una familia española empezaron a hacer gestiones con el Ayuntamiento, la Policía Local e incluso la compañía eléctrica para que se actuara en el adosado. «La casa lleva vacía desde 2009. Una noche se metieron dentro y saltó la alarma, pero la Guardia Civil no hizo nada, ni por
identificarlos». Uno de esos vecinos que se puso manos a la obra para expulsar a los okupas detalla que la mediación de la Policía Local y el Consistorio, en este caso, ha sido clave para que la ocupación acabara en menos de un mes. En ese tiempo, vieron cómo los primeros moradores que habían accedido al inmueble, dieron paso a otro grupo «de rumanos». Hay un mercado negro de alquiler de viviendas «de patada» –como se llama a las casas en donde se entra a vivir de manera ilegal, a la fuerza– que está favoreciendo el fenómeno de la okupación porque esos inmuebles luego se ofrecen a terceros, que pagan por entrar en una casa a la que ya le han forzado la cerradura, le han colocado una nueva y tiene los enganches que garantizan el suministro de luz y agua.
Grupos de whatsapp o llamadas de alerta en páginas de redes sociales están siendo las herramientas a la que recurren los vecinos para advertir de que se ha producido una nueva okupación. Después, se personan en la puerta del domicilio y tratan de convencer a los okupas de que se marchen. A veces la presencia de personas en la entrada, grabando con los móviles obtiene resultados; en otras ocasiones, la presión va en aumento y el enfrentamiento se declara. Así le ocurrió a una vecina de Espartinas que llegó a grabar este pasado verano cómo entraban en el chalé que tiene como segunda residencia. Desde VOX denuncian que la situación es cada vez más preocupante porque las ocupaciones van en aumento. El Ayuntamiento respondía hace unas semanas a través de redes sociales para restarle importancia al problema y asegurar que la mayoría de las okupaciones se estaban resolviendo pacíficamente.
Fuente: ABC