Un equipo capitaneado por el hematólogo Juan Carlos López elabora un protocolo multidisciplinar que mejora el manejo clínico de los pacientes
La enfermedad tromboembólica está considerada como una de las complicaciones más frecuentes e importantes en los pacientes oncológicos y una de las causas de muerte muchas veces ignoradas por el propio enfermo. Ante la falta de uniformidad en su manejo por parte de las diferentes especialidades clínicas implicadas, el Hospital de Valme ha generado un documento de consenso multidisciplinar que permite optimizar su abordaje. Un trabajo coordinado por el hematólogo Juan Carlos López y convertido en herramienta clínica para ayudar a reducir la mortalidad y mejorar, en consecuencia, los resultados en salud.
Los especialistas han elaborado un protocolo interno a través de un grupo de trabajo multidisciplinar formado por las seis especialidades médicas implicadas, que son los diferentes ámbitos donde se atienden a pacientes con esta patología: Hematología, Oncología, Angiología y Cirugía Vascular, Neumología, Medicina Interna y Urgencias. Su objetivo es unificar criterios para facilitar la toma de decisiones ante la complejidad de una patología con implicaciones de distintas especialidades médicas y pacientes vulnerables.
El documento aborda de manera secuencial la profilaxis y el tratamiento, así como la organización del seguimiento y el manejo de algunas situaciones especiales (recurrencia, trombosis asociada a catéter central, trombosis venosa superficial, etc). Finalmente, y en forma de anexos, se aportan diferentes escalas de riesgo trombótico y hemorrágico, así como hojas informativas para los pacientes e información sobre los diferentes anticoagulantes.
SE TRATA DE UNA DE LAS COMPLICACIONES MÁS FRECUENTES Y LA PRIMERA CAUSA DE MUERTE PREVENIBLE
El doctor López destaca la “extraordinaria utilidad e interés” para la práctica diaria de una patología “tan prevalente y de difícil manejo como es la enfermedad tromboembólica asociada al cáncer”. “Supone un gran soporte al ayudar al manejo clínico de pacientes que la sufren, englobando una actualización de las evidencias científicas sobre este tema donde se unifican pautas de actuación para la toma de decisiones en casos complejos”, afirma.
El problema de la enfermedad tromboembólica es altamente prevalente teniendo en cuenta que el cáncer afecta a un porcentaje muy importante de la población. Se considera que entre un 10% y un 20% de los casos de tromboembolismo se producen en pacientes oncológicos. Luego constituye causa de muertes evitables, secuelas e incremento del gasto sanitario. Es por ello que su tratamiento y profilaxis suponen un gran reto en la práctica clínica diaria.
El cáncer favorece la activación del sistema de la coagulación, desarrollando un estado de hipercoagulabilidad o coagulación intravascular diseminada crónica que provoca frecuentes alteraciones en la coagulación. Concretamente, los expertos atribuyen a la enfermedad tromboembólica asociada al cáncer la primera causa de muerte prevenible. Su prevalencia es mayor y más grave que la de cáncer-ictus o la de cáncer-infarto. De ahí la importancia de su detección precoz, prevención y tratamiento adecuados.
La incidencia de trombosis en los pacientes con cáncer varía dependiendo del tipo de tumor y de la extensión de la enfermedad. Lostumores sólidos con mayor riesgo son los de páncreas, estómago, cerebro, riñón, útero, pulmón y ovario, y entre las enfermedades hematológicas el mieloma, el linfoma y la leucemia aguda. La enfermedad localmente avanzada y la metastásica tienen mayor riesgo de tromboembolismo que la enfermedad localizada. Respecto a su recurrencia, el riesgo es mayor en la enfermedad oncológica avanzada que en la localizada.
Por tanto, esta enfermedad presenta una notable repercusión en la evolución de los pacientes con cáncer, al incrementar de manera significativa la mortalidad y la morbilidad a corto plazo. En los últimos 20 años, los expertos han observado un importante aumento de esta complicación, tanto en los pacientes ingresados como en los ambulatorios, relacionado con la mejora de los métodos diagnósticos, la aplicación de nuevos tratamientos y la mayor supervivencia de los pacientes con cáncer.
La incidencia es mayor en los primeros meses desde el diagnóstico, lo cual puede estar relacionado con una mayor agresividad biológica del tumor y también con intervenciones médicas como la realización de cirugía mayor o el inicio de la quimioterapia.
Este grupo de trabajo ha revisado las recomendaciones de las principales guías de práctica clínica y documentos de consenso con la finalidad de unificar los criterios diagnósticos, concretar las medidas de prevención y consensuar el abordaje terapéutico. Además, han materializado la actualización de la información con las más recientes publicaciones y trabajos relacionados: International Society of Thrombosis and Haemostasis (ISTH), Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), American College of Chest Physicians (ACCP), National Cancer Comprehensive Network (NCCN), American Society of Clinical Oncology (ASCO) y European Society of Medical Oncology (ESMO).
Fuente: Diario de Sevilla