Alas ocho de la mañana, como cada día –de lunes a domingo– desde que estalló la crisis sanitaria en el país por la pandemia del coronavirus, se inicia una reunión clave en Sevilla. Dentro de esas cuatro paredes se recaban novedades de buena parte del despliegue militar que se puso en marcha a mediados de marzo bajo el nombre de «operación Balmis». En ese centro de situación del cuartel general de la Fuerza Terrestre (Futer) se reúne a diario el gabinete de crisis comandado por su principal mando, el teniente general José Rodríguez García, y otros ocho oficiales con responsabilidades en logística, comunicaciones, operaciones… Un equipo multidisciplinar que controla el trabajo que desempeñan unos 2.000 efectivos repartidos por el país.
El papel atribuido a este cuartel general en la guerra declarada al Covid-19 va acorde con la posición que tiene dentro de la estructura del Ejército de Tierra, que aporta 2.500 hombres y mujeres de los 4.000 efectivos que ha movilizado Defensa dentro de las Fuerzas Armadas. Los otros 1.500 salen del Ejército del Aire, Armada y la UME. A esas cifras hay que sumar unos 3.100 miembros del sistema sanitario militar que trabajan en su mayoría en los centros hospitalarios que están bajo el control del Ministerio de Defensa.
La Fuerza Terrestre ostenta el mando del 70% de las unidades del Ejército de Tierra y próximamente ampliará sus competencias, como adelantó ABC, asumiendo el mando de la logística operativa que en estos momentos recae en La Coruña. Por ese motivo, sobre los números totales del dispositivo militar activado, la Capitanía sevillana supervisa la labor de gran parte de ese despliegue, reportando a diario al mando de operaciones establecido en Madrid.
La Futer está subordinada al mando componente terrestre, al frente del cual está el teniente general Carlos Palacios Zaforteza, que depende directamente, como el mando aéreo, naval y la UME, del mando de operaciones, situado en un antiguo cuartel de la OTAN, en la base de Retamares, en Pozuelo de Alarcón.
La «operación Balmis» se encuentra en su primera fase de desarrollo hasta que se logre la contención del virus. «La Fuerza Terrestre está contribuyendo con sus unidades a realizar patrullas para concienciar a la población de la necesidad de cumplir las medidas de confinamiento; a desinfectar zonas en coordinación con la Unidad Militar de Emergencias; al montaje y acondicionamiento de instalaciones que permitan incrementar las capacidades hospitalarias», explica a ABC el coronel Javier Antonio Miragaya, jefe del área de preparación del cuartel general Futer y uno de los integrantes del gabinete de crisis que se reúne a diario en el centro de situación. Entre las misiones encomendadas a la Fuerza Terrestre las hay también de especial dureza como el traslado de cadáveres y de personal contagiado. Una labor callada pero esencial para ir acorralando al virus.
Si cae Madrid por el virus
Además del control de las 22 grandes unidades que dependen orgánicamente de la dirección de la Fuerza Terrestre, el cuartel general sevillano tiene encomendada una responsabilidad de mayor calado en caso de que el coronavirus desactive al mando que hay en Madrid. Si se diera esa circunstancia, Sevilla asumiría la dirección de todo el Ejército de Tierra. «El Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (Jeme) ha asignado al teniente general de la Fuerza Terrestre la misión de constituir el puesto de mando alternativo», detalla el coronel Miragaya. Esa probabilidad existe como muestran las bajas que se han ido produciendo entre integrantes del mando de operaciones de Madrid, la zona más castigada de España y donde hay más de 44.000 personas contagiadas, según los últimos datos ofrecidos ayer por el Ministerio de Sanidad. Gabinete de crisis: el centro de situación está operativo las 24 horas del día, con un oficial de guardia durante la madrugada
La amenaza del Covid-19 ha trastocado el día a día en el cuartel general de la Fuerza Terrestre, donde se han adoptado medidas especiales de higiene y seguridad como organizar a la plantilla en turnos para no coincidir en el edificio, anular la reuniones que no son imprescindibles, separar los puestos de trabajo «o aislar a aquellos compañeros con algún factor de riesgo por ellos mismos o por sus familiares directos». Esas medidas también se han impuesto al gabinete de crisis, con un número reducido de miembros, que acuden con mascarillas y guantes a la reunión.
Este centro de control está operativo de manera presencial en Capitanía hasta las diez de la noche. A partir de esa hora, se queda de guardia un oficial que es el encargado de avisar en caso de que se produzca alguna incidencia severa que no puede esperar a las diez horas que media hasta que se inicia una nueva jornada.
Viaje virtual
A través de una gran pantalla, todos los días se conecta con las unidades y se hace un repaso de la actividad que están desarrollando para reportar a Madrid, por ejemplo, la disponibilidad de efectivos que hay para afrontar nuevas tarea ya que la incidencia del virus puede causar bajas de la noche a la mañana y complicar las misiones. Ese viaje virtual alcanza prácticamente a toda España porque de la Capitanía sevillana dependen brigadas como la Galicia VII, que tiene desplegados militares en esa comunidad y en Asturias y Castilla León. También están subordinadas al mando de Sevilla la Legión, las unidades con capacidad para combatir en un escenario de montaña y que están concentradas en la zona de Huesca o las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, donde por ahora la incidencia del coronavirus está siendo muy pequeña. «Nuestra primera misión es aportar al mando componente terrestre todas las capacidades que requiera, que son transferidas y tener alertadas al resto de capacidades en caso de necesidad. Al ser el mando orgánico de estas unidades con la responsabilidad directa en su preparación, estamos siguiendo constantemente el trabajo de esas unidades transferidas para mejorar las técnicas y procedimientos del resto para un óptimo empleo», señala el coronel Miragaya.
Via: ABC
Mis Generales, componentes de la operación Balmis y de FUTER, una vez más muchísimas gracias por el denodado esfuerzo, trabajo y entrega de nuestras FAS fieles como siempre a lo que demanda España y a ese artículo del Credo Legionario
“No se quejará de fatiga ni de dolor ni de hambre ni de sed ni de sueño. Hará todos los trabajos, cavará, arrastrará cañones, carros, estará destacado, harà convoyes, TRABAJARÁ EN LO QUE LE MANDEN
Siempre a vuestras órdenes para lo que haga falta